'Rejoncillo' firma el siguiente artículo publicado en la revista 'La fiesta brava' el 19 de enero de 1928. El periodista imagina cómo sería en esa temporada la competencia entre Niño de la Palma y Vicente Barrera con José...
¡Si aquél viviera!...
¡GALLITO! La alegría que me produce el nombrarle se ahoga ante el recuerdo de que, como español y entusiasta de la fiesta nacional, haya podido juzgarle como no se merecía.
Hasta su época fue el único que se le pudo llamar rey en el toreo porque los dos Rafaeles de Córdoba, 'Lagartijo' y 'Guerrita', inmortales en el mundo taurino, no llegaron a tener la seguridad que el hijo menor del 'señó' Fernando.
'Bombita' (Ricardo) fue un gran dominador con la muleta; pero nunca tan vistoso y largo como él.
La temporada de 1928 se avecina. Los pasos de José por los tauródromos españoles más presentes los tengo, y si viviera, si aquel toro 'Bailador' , de la ganadería de Ortega, no hubiese sido el causante de la muerte de un torero tan grande como él era, hoy sí que tendría rival...
Veríamos al 'Gallito' maestro, seguro de su muleta, dominar a un manso y también veríamos torear al natural al bravo y pastueño; no guardando la línea, porque la mayoría de las veces el animal no va toreado, sino al natural consciente, el que girando al acabarlo, se queda el toro a un metro de la muleta sin haberla perdido de vista.
Hoy, como más arriba digo, sí tendría rival porque en una misma corrida en la que alternara con el 'Niño de la Palma' y Barrera, el maestro de Gelves se las tendría que ver con dos consumados profesores con el mismo estilo que él y casi le aventajarían en la pelea. ¡Aventajarían digo! Sí. Lo sigo diciendo, porque en colocación y conocimiento para el peligro que pueda correr el compañero ya le supera el de Ronda.
Barrera tiene más calor (sic), mejor dicho: expone más cuando el público le exige. Vicentico es una cosa excepcional en el arte. Lo mismo con la muleta que con el capote hace conjuntos tan bellos que no es posible haberlos soñado. Esto con el toro dócil; con el manso o con el difícil sabe meterles la pierna contraria y no los deja salida para que puedan escapar. Los reduce a la obediencia, después de haberlos castigado grandemente, para que no ofrezcan dificultad al matarlos.
Lo mismo el de Ronda que el de Valencia entran con alivio a matar. El 'Niño' quiere resucitar la suerte de recibir, y puede que llegue a ejecutarla a la perfección porque es el único que conoce el ganado como se debe conocer y es la base principal para esta suerte.
Barrera aún no ha dado con la muerte de los toros, pero él procurará encontrarla. Conocimiento le sobra para herir a los toros en sitio como lo encontró el hijo del 'señó' Fernando.
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