miércoles, 19 de mayo de 2021

DÍAZ-CAÑABATE Y 'JOSELITO'

 Joselito "El Gallo". Así tituló Antonio Díaz-Cañabate su crónica para el ABC del festejo celebrado en Madrid el 16 de mayo de 1970, cincuentenario de la muerte del diestro. En el cartel, Andrés Vázquez (sustituto de Dámaso González), 'Paquirri' y Miguel Márquez, que lidiaron toros de Benítez Cubero. Estas fueron las palabras dedicadas a Gallito:


El paseíllo se detiene frente a la Presidencia y no se disgrega. El público se pone en pie. Calla la música. Cesa todo ruido. El silencio es absoluto. El silencio es en homenaje y en memoria de Joselito "El Gallo", muerto hace cincuenta años en la plaza de toros de Talavera de la Reina. Muchas son las víctimas del toreo. La mayoría las cubrió y las cubre la densa capa del olvido. Quizá la que ha permanecido más ahincada en la memoria de las gentes es la tragedia de Joselito "El Gallo". Tal vez porque ha sido uno de los pocos grandes toreros de la historia tauromáquica muerto por un toro en el apogeo de su juventud y de su triunfo.

¿Cuántos espectadores habría en la plaza? No sé. Soy mal calculista de multitudes, pero es probable que llegaran a los quince mil o por ahí. Y me preguntaba: "¿Cuántos habrán visto torear a Joselito "El Gallo"?"  No creo exagerar si aventuro que no pasarían de uno por mil. Uno de éstos soy yo, y perdonen ustedes la manera de señalar. Presencié su primera salida como novillero en Madrid, la confirmación de su alternativa y todas las corridas que toreó en la plaza madrileña durante sus siete temporadas de matador de toros. No fui admirador suyo, arrastrado por el patético arte de su competidor Juan Belmonte, y como entonces en la Fiesta existía pasión, y muy intensa, los belmontistas negábamos a Joselito el agua del arte y la sal del toreo. Sin embargo, no teníamos más remedio que reconocer, aunque fuera a regañadientes, la enorme maestría de tan gran torero.

Pasan los años y con ellos se esfuma la Juventud. Llegan tiempos en los que la Fiesta de los toros se transforma. El toro se viene abajo. El torero se empina sobre sus restos. El toreo de dominio apenas tiene razón de ser. Priva un preciosismo que degenera en lo grotesco y en la rutina. Y muchas veces me he preguntado, ¿qué pasaría si Joselito "El Gallo'' hubiera nacido en esta, época? ¿Habría alcanzado la nombradla que logró? Y siempre he contestado negativamente. Joselito "El Gallo", maestro del dominio no hubiera podido desarrollar con los toros actuales las excelencias de su maestría.

Murió en su momento. Su nombre se ha enaltecido hasta sostenerlo en el recuerdo de los que no le vieron torear.


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