Alejandro Pérez Lugín, 'Don Pío', en el prólogo a su libro El Torero Artista (Rafael Gómez Gallito), relata su visita al cortijo de Cuevas Bajas, propiedad de Rafael Guerra, con el fin de que el diestro cordobés aceptara prologar su obra. En su lugar, reprodujo la conversación entre ambos, de la que entresacamos los juicios de 'Guerrita' sobre la tauromaquia de Rafael:
—Es un artista. ¡Lástima que sea á veces tan medroso! Pero
ya en esto se va corrigiendo y no es en este punto el que ha sido. Yo le he
visto este año hacer muchas cosas de valiente. Y matar. Es un torero de lo que
no hay.
Entonces me descubrí. Hablé á Guerrita de este libro y le
rogué que me dictase un juicio más amplio de Rafael Gómez.
—Pues ponga usted de él todo lo bueno que usted quiera,
porque eso será lo que yo pienso de este torero.
—-No, no. Quiero las palabras de usted.
—Pues esas que le he
dicho. Ponga usted que es un artista de lo poco que he visto. Un torero que,
como salgan los toros que él se confíe, hay que quitarse el sombrero. Tiene el
defecto que dije antes. Los toreros cuando empiezan se arriman, éste se arrima
más ahora. Pero... Fulano que tú veas, no está tranquilo en un toro bueno; mas
el Gallo que huye, llega su toro y está tranquilo; él no tiene facultades y
está superior.
— A mí—continúa el coloso—me encanta el Gallo por todo lo
que hace toreando. De los que hay ahora, él es el que más me gusta. Los demás
me dejan mucho que desear. Gallo es un torero de inspiración. Con los demás ya
sabes lo que vas á ver. Los ves marchar hacia el toro y cantas el golpe; Gallito
no,' con Gallito hay siempre la sorpresa de lo inesperado. Por eso digo yo que
es un artista. Hace quites como nadie, y nadie trae mejor estilo. Es un torero
que inventa, y si hace lo que otros, lo hace con más gracia.
—Banderilleando no es
tanto—digo yo.
—No, no. Trae muy
buen estilo con los palos. Tiene más ángel que toos. Yo le he visto este año,
en Écija, poner un par á un Saltillo, que es el mejor que he visto en mi vida.
Estuvo media hora cuadrado! ,
Y Guerrita se levanta
entusiasmado, alza los codos y junta, las manos en ademán de poner un magnífico
par.
—Vamos—agrega—. Es un
torero que á todo lo que hace le tiene usted que decir olé... y con los otros
se queda uno sentado. En esta corrida de, Écija no puede usted. imaginarse cómo
estuvo. Nos puso , en pie á todos. Y le advierto á usted que estábamos allí muy
buenos aficionados que han visto muchos toreros. Calcule usted: yo era el más
joven y tengo cuarenta y nueve años.. .
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