El primero, bajo el epígrafe 'Palique Taurino', lleva la firma de A. N. Drés:
—¿Estuvo usted en Tablada?
—Sí, señor, y allí he visto a Ricardo Torres (Bombita), que, en vez de torero parecía un inglés de los que se dejan caer por aquí en Semana Semana Santa. También me encontré, al regreso, a Francisco Posadas, acompañado de varios amigos.
—¿Había mucha gente?
—Poca, es decir, con arreglo a la que estoy acostumbrado a ver en víspera de feria.
- ¿Y qué han presentado loa señares Moreno Santamaría, Surga y Salas?
—Tres corridas que no han satisfecho. Es más, que sólo han merecido censura; porque a la única que se le puede aplicar el nombre de corrida de toros es a la de don Felipe Salas, y a pesar de que no llena para una feria en Sevilla.
—¡Entonces, las otras?,
—Las otras son buenas para novilladas, y nada más. La de Moreno Santamaría está gorda, pero es chica y corta do pitones; y la de Surga, aunque parecen de más edad los bichos, están más escasos de romana y tampoco pasan de medianejos ni son crecidos de cornamenta.
—Total, que nos toman el polo.
— Así como suena.
— ¿Va usted a publicar los nombres y pelos de los... toros?
— ¿Para qué? Al público debe tenerle sin cuidado el que los bichos en llamen lo que su dueño quiera nombrarle, ni que sean negros o cárdenos; lo principal, lo único, interesante es informarle de sí el ganado está presentado con arreglo a los precios señalados en el cartel, y eso ya lo sabe.
—La corrida de Madrid se suspendió.
—De lo cual se han alegrado no pocos partidarios de Gallito.
-¿Y eso?...
—Porque así toma José la alternativa en nuestra plaza.
— Tienen razón; es un aliciente,
—Pues, sin embargo, son muchos los aficionados que aseguran quo no hay lleno. Yo no apuesto a lo contrario.
(...)
—¿Y de la inauguración de «El Gallinero», qué me cuenta usted?
—Que me asomé por allí, estuve unos minutos informándome del acto, fui bien atendido por parte de todos los socios y cuando el banquete empezaba, me marché, a pesar de las grandes insistencias para que comiera, por parte de los partidarios de la "dinastía gallística", y conste que no por despreciar a nadie, sino porque,., eran muchos mis quehaceres.
—Estaba aquello animado?
—No resultaba mal. La mesa la vi completamente llena y algunos individuos se rebosaban por los lados. Allí estaban los señores Vega, por El Noticiero, Pedraza, por El Liberal y el corresponsal de Nuevo Mundo, señor Olmedo, quo impresionó dos placas al magnesio.
—¿Y el local?
—Muy bonito. Están adornadas las paredes con los retratos, en gran tamaño, do todos los Gallitos y de su padre, un cuadro con la reseña del debut de Joselito en Sevilla y si no me equivoco el retrato de Limeño. De frente a la puerta se ven dos cabezas de toro, disecadas.
—¡Hubo brindis?
—¿No le he dicho a usted que me vine al empezar la comida? Lo que sí había amenizando el acto era una murga callejera capaz de quitarle las ganas de comer al mismo don Lino.
—iCaracoles, mala sería!..
(...)
Pero lo sorprendente aparece en la página 3 del mencionado rotativo, donde en un breve se da cuenta de los primeros detractores con que contó Maravilla:
Gallito Chico, silbado
Córdoba, 27, 21
Al pasar el diestro 'Gallito III' en el expreso para Madrid con el objeto de tomar la alternativa, unos grupos que le vieron comenzaron a silbarle.- García
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