miércoles, 15 de junio de 2022

LA MUERTE DE JOSELITO EN 'EL CORREO DE ANDALUCÍA' (I)

El martes 18 de mayo de 1920 la edición sevillana de 'El Correo de Andalucía', daba cumplida cuenta de la cornada mortal sufrida por Joselito en Talavera dos días antes. 

Uno de los artículos, firmado por Alardi, dice así:


Talavera, 16, 19 noche.

Alardi.—Albareda, 17.

Joselito acaba fallecer enfermería plaza.

CONDE.

JOSELITO HA MUERTO

La fiesta de toros en período agónico


Las plumas altisonantes que supieron embellecer dignamente la figura torera de Joselito el Gallo, hubiesen callado mudas de terror, sin atreverse a expresar la pérdida que para la afición entera significa la inesperada muerte del gigantesco sostén de la españolísima fiesta de toros.

Joselito ha muerto, dejando a ésta en período agónico.

De no haber ocurrido la tremenda desgracia, el maestro, retirado un día de su arriesgada profesión, hubiese ido confirmando la contextura material de los que aspiraran a sucederle, negándoles el inagotable caudal de conocimientos que en su triunfal vida torera llegó a adquirir.

Pero no ha sido así, y Joselito, al morir, no sólo se ha llevado «la llave de la despensa» de muchos que a su sombra se encumbraron, sino la llave de los secretos del difícil arte de lidiar toros.

De vivir Don Modesto, aquel espíritu sutilísimo que supo descubrir un embrión la gama valiosísima que atesoraba desde sus comienzos el torero más completo de cuantos han vestido traje de luces, estamos seguros que hubiese propuesto como señal de duelo por la irreparable pérdida que en estos momentos llora la afición, que por determinado tiempo se hubiese paralizado la bulliciosa vida del mundo taurino, dejando enredarse a su propio abandono coletas que nunca llegarán a peinarse coa la galanura de estilo de José, y dejando también secar las plumas que en mucho tiempo tendrán ocasión de relatar faenas memorables como las que a diario constituyeron la sólida base del torero Maravilla.

A los momentos de estupor que la violenta noticia produjera ha seguido un general estremecimiento de angustia, concretado en este íntimo interrogante: ¿qué pasará ahora?

El nombre del malogrado Gallito significaba dominio completo, solvencia absoluta, meta del toreo artístico, cumbre de una escuela que no por muchos imitadores ha tenido hasta ahora dignos sucesores.

En Joselito se condensaba todo el proceso de la fiesta de toros. A su arbitraje parecía quedar relegado lo que en adelante hubiese de ser ésta.

Agotados por diferentes razones los valores que a su lado brillaron por méritos inapreciables y justos, en completa madurez otros que no darán de sí más de lo que han dado, la figura de José encerraba una incógnita, una esperanza risueña que un toro de ganadería cunera ha venido a cortar de raíz.

El paréntesis queda abierto, ¿quién lo cerrará?

Por ahora sólo podemos colocar una serie de puntos suspensivos. La trágica muerte de José, a modo de irónica compensación, ha logrado aunar los clamores en un solo clamor. ¡El insustituible!

La leyenda que a modo de barrara separaba al partidario del enemigo la ha hecho trizas el toro «Bailador», de la ganadería de la viuda de Ortega. ¡Si expusiera! ¡Como no expone!...

Ha tenido que morir de una terrible cornada inferida en ocasión que dominaba, que pretendía destroncar a un marrajo, para borrar para siempre el punto flaco que servía de bandera a sus detractores.

Así fue su vida. 

Peldaño a peldaño, dejándose jirones de amor propio entre las zarzas adversas, poniendo a contribución sus juveniles arrestos, conquistó los laureles y triunfos que le harán inolvidable.

Nació para su arte, vivió para él y por él ha muerto.

En Talayera de la Reina ha quedado enterrada la página más brillante de los Anales del Toreo.

Dediquemos una oración por el eterno descanso del alma de Joselito el Gallo.

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