El poeta valenciano Rafael Duyos protagonizó una entrevista firmada por su tocayo Martínez Gandía en la revista 'El Ruedo' de 24 de enero de 1945. En la misma cita a tres de miembros de la dinastía de los Gallo: José, su hermano Rafael y a su sobrino, del mismo nombre:
"- ¿Cuándo comenzó a ir asiduamente a la plaza, Rafael?
- Tendría entonces mis ocho o nueve años. Era en mi Valencia natal. Última corrida de Feria. La corrida de ocho toros, que allí llaman «la fartà» , es decir, el hartazgo, y que era antes la que se celebraba la última. El cartel estaba compuesto por El Gallo , Gallito , Belmonte y Saleri II . Junto a mí había unos belmontistas a los que recuerdo de pie en el tendido, irritados, mostrando a la presidencia las entradas pagadas a buen precio. Y es que Joselito estaba muy mal aquella tarde.. . Ese día yo, que ya había estado en el cine y en el teatro, descubrí que los toros constituyen el único espectáculo en el que el público puede gritar... Y ya , desde entonces, he ido siempre.
(...)
- Usted habrá estado en la tertulia llamada El Gallinero, de Valencia.
Pues no, no he estado, pero conozco su existencia. ¿Qué ocurre con «El Gallinero» ?
- No, nada , que me acuerdo ahora de una cosa... Mi padre me llevó allí una tarde, con mis doce años y mi traje de marinerito. Allí, en «El Gallinero» , estreché yo por primera vez en mi vida la mano de un torero, la de Rafael, el Gallo . Recuerdo que al despedirnos me dijo: «Adiós, tocayo» . Me ganó la emoción . ¡Figúrese ! Par a mí, un torero era un ser de otro mundo , algo colocado a un a altura infinita. ¡Y yo había estrechado la mano de uno de los más famosos!
(...)
—¿Qué época del toreo, de las que usted ha conocido, le gusta más ?
—Esta , salvando la de mi infancia y adolescencia , el espectáculo magnífico de la competencia entre Joselito y Belmonte. Y es más, creo que para el toreo de hoy está bien el toro de ahora o de últimamente. Aparte de que el tamaño del toro antiguo creo que no era tan exagerado como dicen. Me parece que en esto hay algo de fábula . También hay que distinguir entre el toro grande y el toro alto.
—¿Cómo ? —Mire , un día estaba yo con Rafael Gómez (sic)* , el Gallito de ahora, después de una corrida que se le había dado bastante mal . Estaba explicando por teléfono a su hermano la jornada de poca fortuna y como éste le preguntara si es que los toros eran grandes, Gallito le contestó : « No es que eran grandes, ¿sabes? ; es que eran altos» . Y a hi quedó la cosa.
* Rafael Ortega Gómez
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