El periódico castellonense 'Mediterráneo' publicó el miércoles 20 de mayo de 1970 el siguiente artículo dedicado a conmemorar el cincuentenario de la muerte de Joselito. Fue elaborado por Manuel María para PYRESA:
EL GENIO DE JOSELITO
Foto que ilustró el artículo en su día. |
Cincuenta años de la muerte de Joselito. En esta hora es bueno rendir homenaje a su memoria evocando con unas pinceladas su figura elegante y artista por los ruedos de España. Mucho se podría decir de José y mucho se ha dicho ya en libros, reportajes y artículos, a lo largo y a lo ancho de estos cincuenta años, desde que el toro " Bailaor", de la Viuda de Ortega, segara su vida en la plaza de Talavera de la Reina. Pero sobre los hechos. las anécdotas, y desde muy dentro de ellos, iluminan su vida sus cualidades de hombre excepcional. Joselito había sido predestinado para representar la más alta cumbre del toreo. Nieto e hijo de toreros, hermano de toreros. lo tenía todo preparado para triunfar y triunfó. Fue el compendio de toda una familia torera. Se podría decir que su familia, su raza, trabajó la selección del individuo para cuajar en él el genio. Este ser superior de Joselito, como torero y como hombre, destaca en toda su vida en dos facetas, de inteligencia y voluntad, extraordinarias: su superior sabiduría y su dominio soberano sobre el toro y sobre el hombre.
JOSELITO, NIÑO SABIO
Loa primeros escarceos de Joselito en el mundo de los toros ocurren cuando el chaval no tenia más de seis años. Se escapaba de la escuela y se iba a torear a la huerta "La Barqueta", propiedad del médico D. José Sánchez padre del que sería más tarde gran torero y cuñado de "Gallito", Ignacio Sánchez Mejías. Allí hostigaba a unos becerrotes mansos y hacía toreo de salón con una perra, llamada "Diana", magníficamente enseñada a embestir. Pues se cuenta que ya entonces los mayores que veían sus quites y sus faenas quedaban admirados de la sabiduría torera del chaval. Pero ocurre un año después, cuando ya se ha aficionado por la Fiesta, en Coria del Rio, un exponente más claro. Había capea en Coria y allá fue con un par de banderillas cortas ocultas bajo su chaquetilla. En un momento, el banderillero de turno se ve y se desea para poner un par al bicho. José salta de su asiento al ruedo improvisado y dice al banderillero: "Ven, ponte aquí; donde estas no se arranca". Y acto seguido explica la lección prácticamente, Cita al toro que se le arranca como un tren, le aguanta, cambia la arrancada y le coloca un soberano par, utilizando las cortas que llevaba ocultas bajo la chaquetilla. Cuando la gente asombrada pregunta quién es el chaval, la respuesta suena a liturgia: "Es el hijo menor del señor Fernando "El Gallo".
No pasan muchos días y se celebra una tienta en "EI Cigarrillo", cortijo que utilizaba D. Eduardo Miura para estas faenas. Joselito acompañaba sus hermanos Rafael y Fernando, Sus lances a una becerra hacen exclamar al famoso ganadero: "Ahí hay madera y de la buena".
BELMONTE, SU MAESTRO
De La gran inteligencia y sabiduría de Joselito cabe admirar cómo fue capaz de aprender del propio Juan Belmonte, el hombre que estaba enfrente suyo en los toros, que le empujaba cada tarde a la muerte y del que fue, sin embargo, gran amigo. No es secreto ya para nadie que Joselito aprendió del arte de Belmonte muchas cosas. Entre ellas a perfilarse en las verónicas, a meterse en el toro enseñó Belmonte a todos los toreros que le seguirían. Pero la primera lección de Juan la recibió José cuando EI Pasmo de Triana no era más que un maletilla, el precursor de todos los maletillas. Joselito, por aquello de que era hijo del señor Fernando "EI Gallo" y hermano de Rafael y Fernando. tuvo abiertas, desde los seis o siete años, las puertas de todos los tentaderos. Juan Belmonte, no. Tenía que suplicar y que colarse a hurtadillas. En una de estas ocasiones se encontraron juntos por primera vez los que serían luego los dos fenómenos, Belmonte. desgarbado, triste y embarullado. José, sobrado de facultades y recursos. Le toca el turno de la vaca a Belmonte y Joselito, viendo su postura, le dice: "Por ahí no, muchacho, que te va coger". Belmonte no hace caso y la vaca le revuelca. Lo intenta de nuevo y de nuevo recibe el revolcón. Pero se levanta y lo vuelve a intentar rabia, con el mentón crecido. hasta que la vaca pasa sin rozarle y llega una serie de aquellos muletazos "belmontinos" que revolucionaron el arte de torear. Cuando Juan termina su faena se acerca a Joselito y le dice: "Que me iba coger vaco, ya lo sabía yo. Pero el caso era torear allí y así". Y Joselito no tiene más remedio que sonreír y admitir la lección. Su inteligencia y sabiduría llegaban hasta eso, De este Belmonte tremendista, robándole terreno al toro, pero artista enorme, llegó decir "EI Guerra". "Quien quiera verlo torear que se apresure". Porque el gran maestro de Córdoba adivinaba que toreando de aquella suerte no se podía vivir mucho tiempo. Sin embargo. "El Guerra" se equivocó, quien murió en la arena fue el otro, el sabio, el inteligente, el que conocía por talento natural la técnica del toreo desde sus primeros años. Pero es que Joselito murió por eso precisamente. por fiarse de la técnica. EI toro que lo mató no fue precisamente un toro "sabio", sino un toro que no vio el engaño y se fue derecho al bulto turbio que adivinaba a lo lejos, más por el olfato y el odio que por la vista.
DOMINADOR DEL TORO
Del dominio de Joselito sobre los toros casi no cabe decir mucho. Bastaría con leerse una por una todas las críticas de todas las corridas que toreó que fueron muchos cientos.
Cuando José veía un toro de los chiqueros, le bastaba un minuto para estudiarlo. Luego, la brega. era la propia para llevarlo a la muerte. Se sabe que el maestro de Gelves no era un gran estoqueador; pero sus facultades, su sabiduría y el dominio que había ejercido sobre la bestia durante la lidia se lo preparaban todo para entrar matar coa ventaja y mataba siempre. Su ciencia dominante estaba a la hora de los caballos. Meter y sacar el toro tiempo, darle el castigo cuándo y cómo lo necesitaba, y el toro estaba dominado. Luego, perfilarse bien y matar. Pero hubo ocasiones en que las cosas no salieron a su gusto. Conociendo la bestia y dándole el castigo previsto por su sabiduría, hubo dos toros que no se le sometieron. Sólo dos en sus doce años de plazas. El primero de ellos fue "Platero", de la ganadería de Moreno Santamaría, en la plaza de Valencia. Después de corretear toda la plaza, de huir de la espada de José cuanto pudo, sonaron dos avisos para el genial sabio de la tauromaquia. Joselito llegó a perder los estribos y gritar a su peón de confianza: "Blanquet, por tu "mare", mátalo como sea". EI toro asustado llegó por fin a saltar al callejón y, allí, Parrita, le metió el estoque en los ijares. Cuando 'Platero' salió del callejón iba prácticamente muerto y se calló (sic). Así terminó la historia de este toro singular que no fue capaz de dominar Joselito. Historia parecida le ocurrió en Madrid con "Doloroso", de los Herederos de Vicente Martínez, el 31 de Mayo de 1916. Joselito recibió un aviso y pueden ustedes imaginarse la bronca que recibiría. Y en otra ocasión, en Bilbao, hubo un toro que Joselito no llegó a entender. Enterado de que "El Guerra" tomaba las aguas en Cestona, se fue a verlo y a contarle lo del toro. Joselito le dijo a Rafael: "Le hice esto y lo otro, intenté aquello y lo de más allá..." hasta explicarlo toda la lida del toro. Al final, "El Guerra" tuvo que decirle: "Mira, niño, con ese toro tampoco podía yo".
EL REY DE LA TORERÍA
Se habrá pensado ¿y Joselito no dominaba el planeta de los toros? ¿no imponía condiciones? ¿no se engallaba con los empresarios? Algunas anécdotas hay que confirman el dominio de José, también sobre los humanos. El fenómeno aparece pronto, cuando la cuadrilla de 'Los Niños Sevillanos'. Como se sabe el Guardia Municipal retirado José Martínez contrató a 'Pepete', 'Limeño' y Joselito para una gira por Portugal. El guardia les daba a los muchachos diez reales por festejo. Pero a la tercera o cuarta corrida los niños, viendo las ganancias de Martínez, le exigieron más. Él llegó a ofrecerles hasta tres cincuenta y los chicos no aceptaron. Entonces 'Pepete' rompió con el guardia y se volvió a Sevilla. Joselito, muy hombre, y solo tenía 13 años, se impuso al guardia, a 'Limeño' y a los subalternos y se hizo cargo de la administración y dirección de la empresa. Al guardia para callarlo, le asignó veinte duros por festejo. A los demás, por partes proporcionales de ganancias. Y Joselito hablaba con las empresas y hacía los contratos. El resultado fue de 16 festejos y no llegó a más este número porque la madre de Joselito mandó a un propio a traerlo de Portugal.
Joselito toreaba toros grandes y toros chicos. Pero tenía predilección por los toros buenos, tuviesen la edad que tuviesen y los kilos que pesasen. Con lo que no podía era con los toros malos, mansos, de malas intenciones. Había por aquellos tiempos una vacada, la de Benjumea, que hizo sufrir mucho a José y desbarató a muchos toreros. Un día se le ocurrió la idea de quitarla de en medio. La solución fue comprarla para llevarla, poco a poco, al matadero, que es donde deben morir los toros mansos.
Otra historia de plante fue cuando la Plaza Monumental de Sevilla, la que se edificó con el patrocinio de Joselito, para hacer la competencia a la Maestranza. Cuando iba a inaugurarse, con la presentación de Joselito, en una feria de abril, se cayó un tendido y Joselito se quedó sin torear aquel año en la Feria de Sevilla. Luego, se inauguró por fin, con su presencia el 6 de junio de 1918, pero la rápida muerte del de Gelves acabó con la plaza.
Nos alargaríamos con la semblanza de Joselito hasta dentro de otros cincuenta años; pero lo expuesto es suficiente para hacer resplandecer estas grandes cualidades del torero de Gelves. Su luz se apagó pronto, como la de casi todos los genios. Vino a este mundo a demostrar cómo se debe torear. Luego se fue a la gloria que había merecido como hombre y como artista.
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