El señor Fernando El Gallo fue ascendido a matador de toros el 4 de abril de 1888. Sesenta años después, el domingo 4 de abril de 1948, Madroños rememoró su figura en 'Correo de Mallorca':
LA ALTERNATIVA DEL SEÑOR FERNANDO EL GALLO
EN MADRID
Sesenta abriles hace hoy que el señor Fernando el "Gallo" (Fernando Gómez y García, Gallito II), padre de Rafael el calvo, de Fernando el gordo y de Joselito, tomó la alternativa en la plaza madrileña.El señor Fernando nació en Sevilla el 18 de agosto de 1849, aprendió el oficio de zapatero, y el ejemplo de su hermano José, banderillero de 'Lagartijo', le hizo ser torero. Fue banderillero con 'Gordito' y con 'Chicorro'; el 71 se presentó como novillero en Sevilla; el 73 lo hizo en Madrid alternando sus labores de rehiletero y de matador de novillos toreó no pocos años.
Él quería ser espada de cartel, pero sus grandes deficiencias con la tizona mataban sus ilusiones; de un lado luchaba su afán de gloria y de otro su talento natural; sus ambiciones le empujaban al doctorado, mas su clara percepción de las cosas le hacía contenerse.
'Bocanegra' le dio una alternativa en Sevilla, pero luego siguió durante muchos años matando novillos, y triunfando al fin sus anhelos de ser matador de toros, recibió una nueva investidura de manos de 'Jaqueta' en la misma plaza. Esta alternativa no la confirmó en Madrid hasta muchos años después en tal día como hoy.
Fue en la primera corrida de abono de aquella temporada; torearon 'Currito', Ángel Pastor y el señor Fernando; los toros eran de Vicente Martínez y de Núñez de Prado, y el toro de la cesión, perteneciente a la primera de dichas vacadas, se llamaba 'Coleto', retinto, al cual dio muerte el 'Gallo' de un pinchazo, una estocada ida y descabelló al segundo golpe, por cuya faena oyó muchas palmas.
Como tenía una gran amistad con el empresario don Rafael Menéndez de la Vega (padrino de su hijo Rafael), le abrió ancho campo en la plaza madrileña y en el cartel de abono de la misma figuró no pocos años. Su labor con el estoque era generalmente desastrosa, pero sus fracasos quedaban atenuados por su arte finísimo de torero grande, de torero artista que, según 'Guerrita', despedía un aroma que asfixiaba
Torero inteligentísimo tuvo un vasto repertorio sobre todo con la capa, realizando unos quites que llegaban al mayor grado de perfección y lucimiento en aquella época. Su cambio de rodillas era maravilloso, no tuvo rival. No lo inventó, como muchos dicen, pero, según opinión general de los más autorizados críticos y aficionados, hizo de esta suerte una especialidad y no ha habido ni antes ni después quien la ejecutara como él la practicaba con toda clase de toros.
Fue teóricamente uno de los mejores maestros que hubo pues tuvo un don especial para saber transmitir sus conocimientos, y cuantos figuraron a su lado, empezando por 'Guerrita', que fue el primero en reconocerlo, supieron aprovechar sus enseñanzas.
El Gallo fue, en resumidas cuentas, un gran lidiador, un torero muy grande y un estoqueador deplorable. Los últimos años de su vida toreaba poco. El 22 de septiembre de 1895, toreó por última vez en Madrid, dando la alternativa al 'Algabeño' y su despedida fue en Barcelona el 25 de octubre de 1896, matando el Gallo el primero de Veragua, que fue banderilleado por 'Guerrita' admirablemente, y los seis restantes fueron estoqueados por el mencionado Guerra, 'Minuto' y Fuentes.
Se retiró en su huerta de Gelves torpe, hinchado y cardíaco, y allí falleció el día 2 de agosto de 1897, contando al fallecer 48 años de edad.
El señor Fernando fue un hombre graciosísimo y decidor, cualidades que le hacían captar las mayores simpatías.
Su gracia y su conocimiento de los toros se retratan en esta anécdota:
Toreaba con él en una ocasión como sobresaliente, para matar el último toro, un diestro que luego fue espada de alternativa y al ir a trastear a la res dijo al maestro:
- Señor Fernando, ¿empiezo con un cambio?
- No hijo, no cambies ni dos pesetas. Con la derecha y despegadito, que todavía te va a agarrar.
Y le agarró.
Y su franqueza, adobada siempre con la gracia, se revela en la siguiente:
Al ir a matar un buey del Colmenar en Madrid, salieron de entre barreras dos peones, y Mazzantini, que asumía la dirección de lidia les mandó retirar.
- No, Luis, no -dijo el Gallo-. En argunos toros me hase farta toa la cuadrilla y lo que siento es que no puedan ayudarme la Gabriela y los chicos.
Su charla era tan amena, pintoresca y chispeante, su trato encantaba y siempre tenía una agudeza a punto, refiriéndose de él numerosas anécdotas y frases de ingenio con las que se podría hacer un interesantísimo libro.
Ahí van algunas:
Había toreado con 'Frascuelo' las corridas de Feria en Algeciras, y a punto de marcharse de la fonda, cuando empezaron a bajar el equipaje de las habitaciones, le dijo el Gallo a su compañero:
- Oye, Salvaor, llévame tú mi baúl al barco.
A 'Frascuelo' le hizo gracia la ocurrencia, y cuando la refería, agregaba que era que, comparado con él, el Gallo le consideraba toreando, como un mozo de cuerda.
Toreando en Talavera, dobló uno de sus toros de una estocada, y el puntillero, Juan Antonio Mejía, lo levantó:
- ¡Várgame la Maalena! -exclamó el Gallo-. ¿Por dónde andará Don Juan Tinorio?
- ¿Para qué, maestro? - preguntóle un peón.
- ¡Pa que mate a Mejía!
Uno de sus banderilleros había estado fatal pareando, y cuando tocaron a matar y cogió el capote, le preguntó el señor Fernando:
- ¿Dónde va osté?
- A bregar.
- Vaya osté a sentarse en el estribo ahora mismo.
- ¿Pero por qué, mataor?
- ¿No ve osté que se van a mezclar los pitos que le dan a osté con los que me van a dar a mí, y eso va a ser un laberinto?
Y nada más, porque serían interminables.
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