Segunda, y última entrega, de la biografía de Rafael El Gallo aparecida el 19 de agosto de 1936 en la revista 'Mundo Gráfico':
Un fraile «afisionao» en el corazón de la selva
Otra vez—sigue contando el Gallo—, en el río Magdalena, junto a las Bocas de Ce- niza de Barranquilla, en Columbia (Su criado de confianza: "¡Osú, la jograffa que sabe Rafaé!», me ocurrió una cosa grasiosísima. Íbamos unos cuantos amigos a caballo por aquellos lugares y nos cogió la moche sin llegar a poblado. Delante de nosotros había un río, y más allá de él brillaba' a lo lejos una lusesita. Tuvimos. que atravesá er río en un tronco que nos prestaron los índios, y otra ves empesarnos la caminata. Pero la lusesita paresía huir de nosotros, porque cada vez estaba más lejos. Toa la noche estuvimos anda que te anda, hasta que a las cuatro de la mañana llegamos a unconvento y llamamos para pedir agua y un rincón donde pasar el resto de la noche. Cuando nos abrió el lego de la puerta y me vio, se restregó los ojos, como si lo que veía le paresiera una pesadilla, y sin desirnos una palabra, salió corriendo para avisar al principal. Nosotros, desde la puerta, le oíamos gritar por los pasillos: «Padre prior, padre prior, o yo estoy loco, o ahí, en la puerta, está el Gallo.» ¡Ave, María Purísima, la que se armó! EI prior era de Valensia, y un barbián dc los buenos, más afisionao a los toros que Cúchares. EI pater me abrasó emosionao, y quieras que no, me tuve que quedar con él todo el día siguiente, hablándole de España y de los toros.
Un soneto de Villaespesa
——En el Perú coinsidí con el poeta Villaespesa, que andaba por allí con una Compañía de teatro disiendo unos versos muy bonitos. Yo había ido a torear dos corridas en Lima, con Belmonte, y los afisionaos de allí nos dieron un banquete a Juan y a mí por lo bien que habíamos quedao. AI final de la comida le dijo la gente a Villaespesa:
—Dígale usté un soneto a Rafaé.
V verá usté el soneto que dijo de mí el poeta. Es un soneto muy chiquito, pero muy bonito:
Con tu estupenda calva gitana,
a la fiesta española das alegría,
y en los tiempos presentes nadie te gama
en arte, en elegancia y en gallardía.
Pues bordas con tu capa de seda y grana
—capa que 'Lagartijo» te envidiaría—
arabescos sutiles de filigrana
y encajes prodigiosos de orfebrería.
Tu montera es corona de emperadores,
y tu capote, su manto regio a tu espalda,
porque siempre, entre todos los lidiadores,
se destaca tu arte de maravilla,
como la gracia esbelta de la Giralda
sobre todas las torres que hay en Sevilla.
Excuso desirle a usté lo que le aplaudieron. Si yo supiera haser así los brindis, ¡qué torero más completo sería!
Cómo, cuándo y por qué se quedó calvo
- Desde cuándo está usted calvo?
—Desde el año 1901 ; tenia yo entonses diez y nueve años. Una tarde, toreando en Jerez de la Frontera. me corté el cuero cabelludo con el estoque, y se me empesó a caer el pelo ensortijao que tenía. El año dos, cuando tomé la alternativa, ya estaba calvo. Yo he sío el primer torero que ha llevao la coleta postisa.
—¿Cuántas cornadas ha sufrido usted?
—Catorse. Catorse bujeros que tengo en el cuerpo. Dos de ellos muy graves y otros cuatro na más que graves. Los demás, pa ir tirando.
—¿Cuál ha sido el mayor éxito de su vida?
—La tarde más grande la tuve con un toro de Aleas, el día 15 de Mayo dc 1912, en Madrid. Toreé con Bombita y Vicente Pastor. Tres días antes me habían echado un toro al corral en la misma plaza.
¿V la bronca más grande de su vida?
-—¡He oído tantas! ¡Cualquiera se acuerda ahora de cuál fue la mayor!
Teoría y definición de la «espantá'
La 'espantá' según Martínez de León. |
—Porque hay que darlas. Cuando no se puede con el toro, hay que defenderse como sea. Y cada uno se defiende como puede. EI torero que tiene mucho poder en las piernas, disimula mejor el mieo. Porque mieo, lo que se dice mieo, lo sentimos todos los toreros al salir a la plasa. Y cuando sale un toro de esos que saben más que un dotor, no quiero desirle a usted. El que no puede disimular el mieo con las piernas, tiene que irse antes de que el toro llegue, porque si no, luego no se puede ir.
—Entonces, ¿cómo define usted la espantá ?
—iPero si la espantá no es cosa mía! Hase ya muchos años desía Lagartijo: "Cuando el toro viene pa ti, si te quitas, pasa el toro. Si no te quitas, te quita el toro." Y la espantá es eso: quitarte a tiempo, antes de que le quite a uno el toro.
Supersticiones
_ —¿Es verdad todo lo que se cuenta de sus supersticiones?
—Sí, señor. Yo soy muy supersticioso. Pero. ¿quién no lo es? ¿A usté no le han dao nunca calofríos al encontrarse con un tuerto? La superstición creo yo que la tiene todo el mundo, y sale o no, según cómo le coja a uno el cuerpo. ¿ Usté es capá de comer con dose tíos en la mesa y usté trese? Yo creo que cada hombre tiene un ventanillo de éstos, porque si no, la vida sería muy monótona.
—¿Cuál es el tema principal de su superstición ?
—¡Cualquiera! Depende de los momentos. A lo mejor está uno tan tranquilo, y de pronto le entra a uno un hormiguillo que no se puede sujetá. Los toreros somos corno los jugadores: que nos molestan mucho los pelmazos. ¿Ve usté aquel hombre vestío de negro que está tomando café en aquella mesa de enfrente? ¡Bueno! Pues aquel es un tío malage, esaborío, que me tiene nervioso toa la tarde. ¡Mardita sea su estampa!
—¿Qué tiene ese hombre?
—¿Pero usté no se ha fijao que detrás der crista aumao, dc la izquierda no tiene ná? Que es tuerto, home, que es tuerto!
Toreros
—¿Cuál ha sido para usted el mejor torero?
—Toreros buenos ha habío muchos. En mi familia, casi tós: el Lillo, el Cuco, mi tío José, mi padre, mi hermano Joselito... Todos han sido muy buenos toreros, menos el padre de mi madre, que fue fata. Uno de esos hombres que nasen de vez en cuandoipa desgrasia de las familias, Yo no puedo hablar de mi hermano José, porque no estaría bien. José fue un caso excepcional. Después de él, creo que los mejores toreros del mundo han sido mi padre y Lagartijo, que fue la matemática del toreo.
Hasta cuándo piensa usted seguir toreando?
—Hasta dentro de un par de años. Lagartijo se quitó de los toros a los sincuenta y siete años. Yo pienso retirarme a los sincuenta y seis. Porque tó eso de las facultades y de los años son pamplinas. Hase dos años, cuando llegué a España. llevaba tres años sin haser ná, sin coger tan siquiera un capote. Y pa desayuno me dieron la feria de Sevilla, que es el paquete más grande que he tenío en mi vida. Aluego, en Cádiz toreé los dos toros más grandes de la temporada. Dos mosos con más de cuatrosientos kilos cada uno.
Una pausa. Y esta lamentación de Rafael:
—¿Pero usté se ha fijao en el tío de las gafas?
Y sin poderse contener más tiempo, Rafael enciende otro puro, se cala el sombrero gris de ala ancha y, casi sin despedirse, se marcha del café, dejándome con la palabra en la boca.
ANTONIO OTERO SECO
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