El 6 de diciembre de 1966 la revista El Ruedo publicó un excelente artículo de Gerardo Diego titulado “La invención de la larga cordobesa”. Mostramos un extracto de este texto, el dedicado a Rafael y su interpretación de la mencionada suerte de capote.
Como es sabido, la larga cordobesa, cuya
invención se atribuye, con mucha verosimilitud, a los califas del toreo
cordobés, y cuya ejecución por Lagartijo el Grande yo conozco a través de dos
relatos igualmente magistrales uno, escrito, de Azorín, y otro, hablado, ante
toreros y poetas, por Ortega (don José), consiste en el lance a una mano, el
capote cogido por una punta, resbalado al natural a la salida de un quite y
rematado cuando el toro, bien toreado, da la vuelta, alejándose majestuoso el diestro
sin volver la cara, con la capa arrastrando y colgada del hombro. La suerte es preciosa
y de un garbo más romano que andaluz, según ya presentíamos y ahora vemos
confirmado en la ópera.
En cuanto a mí, he visto ejecutar la
larga cordobesa a un cordobés, Rafael González "Machaquito", amigo de
Galdós. Y a un madrileño por accidente, sevillano de estirpe, Rafael Gómez
"Gallito". "Acuérdate que te llamas Rafael", le canté
recordándoselo. Y el sabor y grandeza que supo dar al lance fue muy superior al
del otro Rafael, aunque fuera cordobés de verdad. Luego, ¿la he vuelto a ver en
los ruedos? Alguna aproximación incompleta. Pero pura, cesárea, jamás como la
del Gallo el 26 de junio de 1913 —otra tarde inolvidable —en mi plaza de
Santander.
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