Guillermo Sureda, en los escritos publicados en El Ruedo en el mes de diciembre de 1965, relata la siguiente anécdota, poco conocida, en torno a las relaciones entre José y Juan. En este caso, el tema tratado es el tipo de ganadería que debían torear. El autor indica que la fuente de esta historia es el tío de Victoriano Valencia.
Cuando Juan Belmonte empezó a
torear, ya como matador, todos ustedes saben que no «podía» con los toros y que
estaba a merced de ellos de un modo angustioso.
Gallito, con aquel celo torero
que le caracterizaba, dio orden a don Manuel Pineda para que comprara las
corridas de toros más duras que había por aquel entonces, es decir, Miura,
Pablo Romero, etc. Esa era la manera de acabar con Belmonte, con aquel, chico
jorobeta que no podía con los toros de sangre endurecida y encastada.
Pero Juan se enteró de los
proyectos de José y una tarde fue a ver al señor Pineda y le dijo: «Me he
enterado del encargo que le ha hecho a usted José. Está en lo cierto. Yo con
esas corridas no voy a poder. Pero dígale usted que piense bien esto: si en vez
de corridas duras compra corridas cómodas, él y yo nos llevaremos todo el
dinero de España. Dígale usted esto». Y Pineda se lo dijo a Gallito, y José
sentenció: «¿Sabe usted que ese Belmonte tiene razón? Haga lo que le dijo».
La anécdota es poco conocida, pero me viene de
buena fuente: me la contó Victoriano Valencia, al que se la había contado su
tío.
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