En el número de El Ruedo publicado el 25 de enero de 1966, apareció una amplia entrevista con Andrés Martínez de León, pintor e ilustrador taurino, famoso por algunos de sus cuadros, carteles y, sobre todo, por el personaje de Oselito, basado en la figura de Joselito, que fue el primer personaje del cómic español que alcanzó una gran difusión.
En la entrevista, el artista sevillano expuso su teoría sobre la dimensión pictórica de José y de Juan, relacionada con su personalidad y con su vertiente taurina.
—A Belmonte lo he pintado
mucho mejor. Siendo yo de tendencia humorística, no he tenido dificultad para
captar la tragedia de Belmonte. Creo que el secreto está en la densidad. Juan
se define en dos trazos. En la media verónica, por ejemplo, quedaba reflejado
como hombre y como torero.
—¿Y José?
—José era más panorámico. Más difuso
para poder captarlo. José era un espectáculo amplio, lleno de movimiento, de
capacidad, de vida... Comprenderá que meter todo esto dentro de un cuadro... Es
más fácil contarlo...
Comprendemos al artista. Juan —tal
como nosotros lo vemos—es cuadro, momento sublimado que puede quedar inmóvil en
la perfección suprema. José —como nos lo han contado— debía ser como una bella
secuencia cinematográfica en color: tenía argumento variado en cada toro,
proyección lineal y en relieve, desarrollo temático lleno de variedad. Juan
queda plasmado en la verónica y el molinete, en la media y el natural; José es
una teoría que no cupo en catálogos ni clasificaciones: un maestro.
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