Areva es el autor del siguiente reportaje, aparecido en la revista 'El Ruedo' el 24 de enero de 1.952, en el que revela el origen de 'Bailaor', de la Viuda de Ortega, toro causante de las heridas mortales a Joselito:
En una nota biográfica de Joselito publicada recientemente en un periódico de América, no recordamos en este preciso instante si de Méjico o de Venezuela, hubimos de leer que el toro «Bailaor», causante de la muerte del gran torero sevillano, fue un «indigno cunero», «un marrajo de turbio origen», y, como consecuencia, de padres desconocidos,
No nos extrañó tan ligera afirmación, tomada seguramente por el cronista de alguna de las noticias tendenciosas que, por la época a que nos referimos, publicaron muchos periódicos y folletos, puesto que aquí mismo, en Madrid, a raíz del desgraciado accidente que en la Plaza de Talavera costó la vida a José Gómez, «Gallito», dijo y se escribió que el toro «era de orígenes desconocidos», que fue «un morucho carretero», que «procedía de vacada ignorada y de sangre sin garantía», etc.
Una c a m p a ñ a feroz —con l a perversa intención de desacreditar la ganadería en unos casos y con el más completo desconocimiento en otros— se desató por aquellos días contra la vacada de la señora viuda de Ortega. Campaña llena de inexactitudes y hasta de calumnias, en las que casi se atribuía a dicha señora la culpa de la desgracia del pobre José.
Sin embargo, hubo escritores, técnicos y aficionados que, en su momento, y después, salieron en defensa de la ganadería, legrando que la verdad y la justicia quedaran en su justo punto.
¿Que los toros enviados por la viuda de Ortega a la Plaza de Talavera para ser lidiados el 16 de mayo de 1920 por «Gallito» y Sánchez Mejías eran indignos cuneros y marrajos de turbio origen?
La especie carecía en absoluto de fundamento. Quienes la lanzaron sólo pudieron esgrimir a su favor el hecho de no hallarse la ganadería encuadrada en la Unión de Criadores de Toros de lidia. ¡Como si ello, por si sólo, fuese motivo para desprestigiar una divisa y negar el limpio origen de sus reses!
Es cierto que la vacada talaverana no estaba asociada, Pero no lo es menos que era conocida.Y que, a pesar del monopolio ejercido por la Unión, imponiendo el veto a las Plazas donde se corrieran reses que no pertenecieran a individuos de dicha sociedad, los bichos de la viuda de Ortega se lidiaron con picadores en diferentes Plazas desde el año 1915, jugándose por vez primera en corrida de toros —por Paco Madrid, «Algabeño II» y Sánchez Mejías— el 25 de agosto de 1919, en Alcalá de Henares.
Plumas tan prestigiosas y competentes como las de «Recortes» y «Arponicllo» —testigo este ultimo de la corrida de Talavera— escribieron e n el magnífico libro «Tragedias del toreo», refiriéndose a la muerte de «Gallito», el siguiente párrafo, que abona nuestro escrito:
«No faltó quien calificase poco menos que de morucho el ganado de la señora viuda de Ortega, cuando es lo cierto que las reses de esa vacada procedían de la inmejorable casta de las de Veragua y Santa Coloma.»
Así era, en efecto. Puesto que doña María Josefa Corrochano, viuda de don Vicente Ortega fundó la ganadería , entre los años 1909 y 10, con cincuenta novillas erales del duque de Veragua, a las que puso como semental, de primera intención, el toro «Espartero», de don Amador García de Tejadillo (Salamanca).
Dirigía la vacada el hijo mayor de doña María Josefa, don Venancio Ortega, persona de gran cultura y extraordinaria afición a los toros.
A los tres años de estar padreando «Espartero»» según afirma don Ángel Hernaiz en el folleto que publicó en Julio de 1920, titulado «La última corrida de Joselito», se le presentó el hormiguillo, enfermedad que corroe la punta de los cuernos, dejándolos remos. Y como el mal, por ser hereditario, podía transmitirse a su descendencia, decidió don Venancio extinguir toda la producción del repetido semental, sacrificando previamente al padre y a todas las hembras hijas de éste en un matadero de Talavera, y lidian do los machos en distintas Plazas durante las temporadas de 1913 a l 17.
Una feliz coincidencia vino después a resolver al señor Ortega el problema que se le planteaba de buscar nueva simiente para las antiguas vacas de Veragua
A l soto de «Entre-ambos Ríos», próximo a la dehesa «Santa Apolonia», de la viuda de Ortega envió el ganadero don Dionisio Peláez a pastar sus vacas el a ñ o 1913.
Acompañaban a las mismas varios sementales de origen ibarreño, con el hierro del conde de Santa Coloma entre ellos «Canastillo», número 40. negro. Toro recortado, de magníficos antecedentes y muy bravo en la tienta que el señor Peláez —tras haber dedicado al animal diversos años a la cubrición de parte de las vacas— cedió, a principios de 1914, a don Venancio Ortega para que siguiera ejerciendo la función reproductora con las puras vacas del duque.
Del toro «Canastillo» —sangre Vistahermosa— y de la vaca «Bailaora» —sangre vazqueña— descendió, pues, el tristemente célebre «Bailaor», número 7, negro mulato, que en tarde aciaga, de certero hachazo, segó, la vida del más completo lidiador que ha existido.
«Bailaor» no fue, por tanto, «un indigno cunero», porque procedía de padres conocidos. Y éstos, además, de muy buenas castas.
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